La vida es un largo camino empedrado en el que no paramos de tropezar y caer, un golpe una herida, una caída, otra y otra, y no ves el final. El camino puede ser desagradable; la subida injusta, verás como algunos llegan a la cima sin a penas esfuerzo, pero tienes aliento aún, levantas la vista y gozas con la belleza del paisaje, admirando la mezcla de crueldad y belleza que la montaña muestra. Es eso lo que te devuelve el ánimo, lo que hace que sin fuerza alguna, des uno y otro paso, un metro más, otra recaída y alzas la vista. Aquí estás, en lo alto; hay que volver, pero ahora estás arriba, donde todo se avista. Al final del recorrido, sentado en el sofá, con el objetivo cumplido y una sonrisa leve, solo entonces, te darás cuenta de que tú no necesitas regalos ni elogios, tú no quieres que te den palmaditas en la espalda, tú solo quieres disfrutar de lo que te mereces, por lo que has peleado.
¡¡MONTAÑA!!: "Tú en silencio solemne eres maestra, de la libertad suprema"
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